El tacharismo

Aunque nada tiene que ver con el jeto de aquella primera ministra británica, a más de uno se le pone la nariz como a la señora Margareth Thatcher cuando ve los subrallados, las crucecitas o las anotaciones al lado de los nombres de las vías de las guías de escalada que más de uno tiene en las estanterías de su casa.

Tengo un colega al que todavía aprecio muchísimo, porqué si algo tiene es que se hace querer cuando lo tienes a tu lado, en plena tapia, cuya nariz también es larga pero no de envidia sino de satisfacción. Supongo que a estas alturas ya debe de haber tachado todas y cada una de las vías de aquella primera guía de Luichy de la vertiente norte montserratina. Incluso a escalado perlas de tan sorprendente valor estético, por increíble que parezca, como la Expósita Tudons o -a estas alturas ya habrá encontrado a alguién a quién engañar porqué conmigo lo intentó sin conseguirlo- líneas de tan increíble calidad como la Veni vidi vinci.

Anécdotas a un lado, el tacharismo se ha convertido en una de las aficiones derivadas de esa pasión que tenemos en común todos los metidos en estas lineas. La cercanía de escuelas como Montserrat lo ha elevado a su máxima expresión. No sólo escalamos las vías de calidad que tenemos pendientes en la agenda. Llega un momento en el que nos sobra el tiempo y el catálogo de escaladas 5 estrellas en, por ejemplo, la Paret de l'Aeri, nos lo hemos terminado ya. Les toca el turno a las vías secundarias, las que pasaron sin pena ni gloria por la razón que sea. Unas veces depende, sí, de su roca de calidad mediocre. Otras, no obstante, es simplemente una cuestión de márketing -el nombre de una vía puede serlo todo; en otras ocasiones, la cuestión principal en cuanto a atracción de escaladores potenciales es la calidad y el número de seguros fijos.

Sea como sea, les toca el turno a las escaladas que pasaron sin pena ni gloria, las que a penas se repiten. El objetivo del tacharista es tachar cuantas más mejor.

Pero el tacharista es, además, un onanista que inside en el perverso placer de la autocontemplación, de cuyas garras menda no se escapa. Disfrutar a borbotones en la tapia tiene sus consecuencias. Una de ellas es la añoranza de ese torrente de sensaciones cuando bajo el culo, en lugar de un precario vacío, tienes un confortable sofá. Tacharismo y autocontemplación se encuentran aquí, en casa, cuando te puedes permitir el lujo de hojear una guía en la cual todas las páginas presentan el agradable color fosforito que, cual notario, constata y certifica que has repetido tal y cual, y cual, y cual vía.

Para sobrevivir, el tacharista se autoalimenta. Los adictos al tacharismo comentamos la jugada, ocupandonos los unos de los otros de la que se convierte en una labor primordial . Teniendo en cuenta que el sofá es el enemigo a batir, como tacharista necesitas rellenar constantemente tu agenda de proyectos. Hay que alimentar el ego del reto. No me malinterpreteis, el reto es reto de uno mismo con la montaña, de la montaña con el ego y a eso vamos a las tapias, a medirnos con nosostros mismos y con nuestras posibilidades, sea solos o en equipo, con el crash-pad o con los piolets.

Una variante del tacharismo -señores, están invitados, como siempre, a participar- es la repetición de vías ya tachadas. Redescubrir las clásicas 5 estrellas que escalamos hace, eso para algunos, 20 años, supone una nueva dimensión para los tacharistas, eso sin contar la multitud de aristas D+ que algunos nos reservamos para cuando lleguemos a los 60 (aristas limpias, claro está).

Essències montserratines IX

L'Elfantet, Aresta de l'incendi

Més que essència montserratina, la Colorantes permitidos és essència benedictina. Ho dic, com segurament molts dels que l'han repetida estaran pensant, pel grau. Un 6a d'espant, un parell de 6as estratosfèrics, i un 6b+ (sense tocar l'arbre, a la sortida de la R2) inhumanament surrealista pels amants del considerat abominablement difícil al calcari de la Serra de Prades i el Montsec. La cosa no és tan sorprenent si t'has passejat més d'una vegada pel formidable Camí dels Totxos fins al peu de la Bimba. Allà tot guarda una unitat i el cosmos santbenedicte pren forma i tanca el cercle ("santbenedicte" sense "í" per homenatjar aquella obra mestra a Diables) . Tots els 6as són d'espant, els 6b+, inhumans i els 7as ya ni te cuento, bow...

Però sobre tot això en faria més via algun dels bows assidus de la zona. Sant Benet és un cosmos particular perquè el lloc té una personalitat pròpia excepcional marcada per l'entorn i els companys que n'han transitat els camins de la seva història.

Deixa'm que vagi al gra. Sobre la Colorantes hi ha uns quants posts detallats i alguna ressenya actualitzada prou concreta que desemereixerien qualsevol ampliació informativa d'aquesta escalada. La restauració, en canvi, es mereix un 10. No és un reequipament. No només no s'ha afegit cap expansió sinó que, a més, s'han retirat els espits que havien emplaçat als primers llargs escaladors sense prou escrúpols per afronatar-la tal i com en Panyella, en Camacho i en Suñol l'havien pensada aquell mes de gener de 1985.

L'escalada queda segura, molt més que amb els vells burils col·locats a mitjans dels vuitanta, però estan prou separats com per donar sentit a totes i cadascuna de les decisions que prenem sobre els nostres moviments a la paret.

La vam repetir 10 anys després i recordo que amb el grau justet i aquells burils el cap no estava per gaire històries. De seguida tiraves d'A0s o la tensió t'empenyia a reposar. Però et consolava pensar que aquí no et quedaves sol. Vam ser uns quants els que ens vam agafar a les cintes com a putes. Ara mateix, els parabolts de la Feec conviden a no tocar l'arbre i a caure una vegada i una altra fins encadenar els passos.

Però la protagonista d'aquest post no és la Colorantes, sinó la impecable Aresta de l'incendi que en Marcel Millet i en Salvador González van escalar a pèl aquell estiu de 1986 en què es cremava Montserrat. El resultat és una aresta de moviments fins, amb algun pas de violí que tot i que no passa del cinquè te l'has de pensar dues vegades. Assegurats amb algun friend petit i algun merlet la cosa no és tan terrible. Les sensacions un cop ets al cim són inmillorables.

L'Elefantet, Aresta de l'incendi

A l'Aresta de l'incendi s'hi pot arribar escalant els dos primers llargs de la Colorantes permitidos i buscant-te la vida travessant el bosc penjat a través d'unes rampes faciletes, més o menys per on indica la ressenya. L'escaada no és res de l'altre món, són les sensacions que t'aporta el que la converteix en una història per la qual val la pena perdre-hi una estoneta. Una bona alternativa a les Escales dels pobres, sempre i quan ja tinguis al sac la Chachi i la Colorantes.

El ya eterno debate

El alfa y el omega de la escalada parece ser un ya eterno debate sobre el uso del taladro y sus dificultades intrínsecas. En Desnivel la maquinaria del márqueting sugería reabrirlo de nuevo como forma de mantener / entretener / incrementar el público asiduo de la revista de escalada virtual más consultada por estos lares.

Llegan los calores y la peña se busca buenas sombras allende los mares. Las yemas de los dedos se endurecen y frente a la pantalla quedamos solamente unos pocos. El debate ha resucitado alterando la paz virtual de este nuestro pequeño mundillo y excitando los ánimos que otrora parecían aletargados. Se veía venir. Los calores llegan y con ellos las bajas pasiones -en todos los sentidos.

Lo que nos ocupa es la derivada de una carta escrita por Jesús Vallés. Y la carta es, a su vez, la derivada de un estropicio: el uso de un taladro en una tapia pirenaica pisando un itinerario anterior. Como casi siempre, el taladro y sus andanzas terminan por invadir la esfera personal. Lo que debiera ser sereno y razonado se convierte en una tertulia de ojo que te meto la cerveza por sombrero y ven, ven que te espero con la broca del 12.

No digo más. Se llega a todo el meollo con cuatro clicks:

al artículo detonante, a la respuesta previsible por parte de un sector tocado por lo personal en el asunto, al ágora donde por un módico precio (tener conexión ADSL) todos pueden gritar y a algunas de las primeras reacciones sobre el terreno fruto de los tiempos que corren.

El debate se hace eterno y prueba de ello es que dicho foro no ha llegado a los extremos de ocasiones anteriores. Algunos dirán que el tema no interesa y que cada cual sigue haciendo lo que le viene en gana, a mano, a máquina, a martillo, a base de una variadísima gama de empotradores o incluso a pelo. Un servidor se inclina por pensar (es solo cuestión de meterle ilusión y de ver el baso medio lleno y no al revés) que todo lo debatido hasta el momento en foros, artículos y demás ha sido de utilidad para el colectivo.

Ha servido para algo, aunque solo sea clarificando las posiciones. Después del debate, sin lugar a duda, los friquis del parabolt han suavizado sus opiniones y aunque muchos no lleguemos hasta donde nos gustaría y seamos amantes de los dichosos espárragos de acero inoxidable, ha quedado meridianamente claro que el clean es lo más, seas practicante voluntario, arrastrante por sorpresa o mero observador de azañas ajenas.

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