Donde se habla de todo lo referente al animal humano que gusta / depende por completo de la vertical y de las consecuencias vitales de dicha adicción y demás locuras, manías, estupideces y ocurrencias un día cualquiera.

A menda le cuesta creer que realmente el rei del taladro monacal -no hay nada sexual en la bromita- haya puesto una denúncia en los juzgados contra alguna persona concreta por desequipar vías "peligrosamente". La mayoría del colectivo hace la vista gorda mientras els Gorros se pudren bajo el peso de esa utopía excluyente e intolerante que basa en la seguridad absoluta el derecho de unos pocos a escalar. Y mientras el Patronat trata de contener a la marea brasileira montando reuniones in extremis, el carioca suelta perlas de un exotismo difícil de catalogar.

Es igualmente inverosímil la estampita que parece ser que se produjo frente al Balcó de la Lluna, en Monistrol, dónde nuestro aguerrido papá noël quizá pretendió emular al Brutus shakespeariano con un discurso de alto calado y hondo contenido brodado con detalles sofistas para ver si así lograba, por una vez en su vida, convencer al personal de algo.

Y si lo ha hecho -lo de poner denuncias en los juzgados- es probable que el juez termine por amonestarle a él (no hay nada que cabree más a sus señorías que perder su tiempo en tonterías y estas supuestas denuncias son, sin lugar a duda, una soberana tontería).

Sin su medicación -sea en forma de adrenalina escalatoria o en forma de pastillas de colorines-, la parrilla parece ser que podría volver a ponerse al rojo y aquí algunos -como decía áquel- van a pillar más que el príncipe de las galletas. El futuro nos depara, pués, interesantes reyertas internauticas y, según como, trepidantes jornadas de escalada en els Gorros.