De solitàries i truquillos

Després de la topada amb l'amic Membrillo i continuant amb aquesta labor incansable de divulgació de l'escalada, us proposo un parell de truquillos d'aquells que et fan la vida més fàcil quan escales una tàpia sol-solet.
El primer truc no hauria de ser un truc, vull dir que qui afronta una via en solitari hauria de tenir en compte com munta i deixa preparada la R en cas de caiguda, sobretot si la munta a base de "cacharrus" que treballen bé, normalment, en una sola direcció. Es tracta de deixar el triangle ben tibat aprofitant la primera bona assegurança del llarg que escalem.
Amb una goma (aquí cadascú té les seves manies) n'hi ha prou. El problema de fer servir un cordino és que amb una caiguda podria escanyar la corda fins a trencar-se fent malbé la camisa (!!!). La goma, en canvi, es trenca amb poc pes.
L'altre truc mira d'evitar (només ho intenta perquè a la pràctica és més fotut) el pes de les cordes mentre progresses, un dels calvaris d'escalar sol, no sé si hi estareu d'acord.
* Els trucs estan pensats per a l'escalada amb el Soloist, tot i que tant amb Gri-gri modificat, comb amb el Silent Partner, com amb els clàssics nusos, la cosa funciona de manera semblant, excepte el tema dels nusos de seguretat, que només fan falta amb el Soloist. Per cert que amb un escanya-mosques en un mosquetó és més fàcil fer i desfer el ditxós nus de seguretat.
** Escalar amb la corda dins la motxilla a l'esquena sempre m'ha donat maldecaps pel pes i per les liades monumentals a mig llarg amb els nusos de seguretat. També és una ratllada escalar amb bucles de corda penjant del baudrier; però aquí, com en molts altres "puestos", cadascú té la seva manera -personal i transferible- de fer i desfer.

Holidays & holinights: Pirates 3.0





Pirates d'ahir i d'avui,
No patiu que el relleu està assegurat!

El malo, Membrillo, su amiguete y el vendedor

Todas las tiendas de escalada tienen una tipología de cliente entre enrollao y plasta.
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El individuo en cuestión no es mala gente. Se considera un buen escalador, eso lo tiene muy claro, y es extrovertido, cosa que lo lleva a ser poco discreto y que lo convierte en el azote de los que pretendemos pasar por la tienda/vida discretamente -sí, soy un poco cenizo, y qué?.
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Pero volvamos al individuo prototípico en cuestión al que llamaré M de Membrillo. Muchas veces, a M lo acompaña un amiguete que, curiosamente, empieza a escalar y que por la cara que pone no sabe si con su nuevo colega ha acertado o no e intuye que este "monitor gratis y a tiempo completo" le va a terminar costando un ojo de la cara. ..
Todos los que en ese momento nos encontramos en la tienda nos vemos obligados a saber que M conoce al dueño, que prefiere ese producto por encima de ese otro, que el otro día se encontró con X que es amigo de Y porqué él también conoce a Z, y otras burradas expresadas en un timbre de voz que las orejas de los presentes, un público involuntario que se siente atrapado sufriendo en silencio, no pueden pasar por alto.
Lo bueno de M es lo bueno de la mayoría de indiscretos. Nunca saben a quién tienen enfrente y la velocidad con la que juzgan a sus semejantes les traiciona.
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Personalmente me gusta pedir información sobre cual es el producto que mejor se adapta a mis necesidades. Eso cuando tengo tiempo, paciencia y la variedad de marcas y formas lo requiere. M, que se me ha colado como si no se diera cuenta, se entera entonces de que busco un cacharro para remontar una cuerda porqué estoy quemao de tanto shunt arrastra-cuerdas. De mi no sabe nada: quizá soy un amante de la espele o del climb o del snorkeling o quizá lo que en realidad me apetece es probar artilugios de metal en mi cuerpo porqué se trata del último vicio al que me he enganchado -última tendencia sesual que te cagas.
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M va dando consejos aquí y allá sobre si un concocido, esta vez no da nombres, usa esto o aquéllo. Y entonces llega el momento fatídico, el instante en qué M te pregunta que para qué lo vas a usar.
No contestar a M sería grosero además de hacerte quedar como un radical asocial o algo así. O quizá es mi falta de coraje lo que me empuja a contestarle. "A veces voy en solitario y estoy harto del shunt; para remontar largos fáciles quiero algo más rápido".
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Se abre la veda y M empieza a soltar frases inconexas sobre el climbing en solitario y sigue dando consejos, esta vez a tiro fijo. Que si es una escalada muy trabajosa, que si antes se hacía con prúsiks (¿antes de qué? me pregunto yo), que si hay un cacharro que se llama solo-no-sé-qué (aquí corto a M para informarle de que se trata del Soloist), que si la cuerda en la mochila, que si con los jumars i un pedal (aquí se arma un lío del copón porqué tratar de explicarle cosas a M es imposible y un menda todavía no ha reaccionado a la escena), que si los que escalan en solitario siempre terminan escalando en solo integral (este tío delira, menudo mejunje!)... Y así se van pasando los minutos. Y el de la tienda ya no sabe que cara ponerle al asunto. Él, a M también lo tiene categorizado. Le llama PC, de Plasta y Cansino. Y lo peor: tiene que soportarle día sí día también.
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M ya ha pagado pero no hay manera de que firme el tiket de la targeta y él y su amiguete no se van. Yo termino decantándome por el Croll de Petzl. Cuando M decide que se va, supongo que el tío me odiará por algo que tengo en la cara, me suelta su última perla: me dice que si no quiero escalar en solitario que me busque a un compañero. Me quedo atónito y sigo sin reaccionar.
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Está claro que la línia de pensamiento que ha seguido M pasa por decidir que escalar en solitario es un rollazo de maniobras y que, por tanto, lo mejor es o pasar de las cuerdas o buscarse a un compi. No sé si lo que me está proponiendo es que me vaya con él de tapias. Me lo quedo mirando y al fin reacciono. Cojo el Gri-gri que ha quedado encima del mostrador (M se ha decidido al final por el Sum) y le pego un enorme guantazo en la cara. M cae al suelo. Agarro el Croll, abro el gatillo, se lo meto en a oreja y tiro con fuerza hasta arrancarsela. Hago lo mismo con la otra oreja.
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El vendedor se ha apuntado a la carnicería, ha saltado por encima del mostrador de cristal y se ensaña con el amiguete de M dándole manporros en los dientes con un Camalot número 4. Por suerte hoy es el día del amiguete de M y tropezando por las escaleras consigue salir corriendo a la plaza. Grita desesperado pero nadie le hace caso mientras se pierde de vista buscando a los Mossos. ...
En 10 minutos terminamos la faena. M ya está listo y queda bién, en el escaparate, disfrazado de intrépido descendedor de barrancos con su neopreno, su arnés, su casco y su cuerda estática alrededor del cuello. "Seguro que vendemos un móntón!" -dice el vendedor con una sonrisa cómplice que enseña la piñata. Salgo a la plaza. Hace calor. Me lavo las manos en la fuente y de paso le doy un "valdeiu" al Croll. Me voy andando a casa a ver como me lo monto para que la cuerda no se enganche mañana.
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Basada en hechos reales, en parte.

sHexalogía del aperturista sensato (que nada tiene que ver con el sexo, pero que da preocupaciones y satisfacciones algo parecidas)

1. El aperturista sensato tiene derecho a abrir el tipo de ruta que desee en el lugar que desee. Sin embargo, es saludablemente recomendable amoldar este derecho natural (universal, inalienable e incondicional) a ciertos parámetros acordados por el colectivo en aras de la felicidad grupal.
2. Las vías existentes son un testimonio de la historia de la escalada además de un bién de consumo para los escaladores que las disfrutan. Por ello, son prioritarias e invulnerables. Esta premisa debe imponerse al derecho natural de todo escalador a abrir la ruta que desee en el sitio que desee.
3. El amante de las primeras cuida en extremo las vías anteriores a su proyecto. Intenta por todos los medios no pisarlas y si las cruza debe hacerlo exclusivamente en las reuniones. En este caso, nunca modifica dichas reuniones, no añade expansiones. No lo hace incluso cuando las existentes deberían ser restauradas. El reequipamiento de una vía tiene que estudiarse aparte y de forma global.
4. El aperturista sensato puede permitirse la licencia de compartir tramos o largos enteros de vías existentes siempre y cuando no los modifique en modo alguno. También reflexiona sobre como evitar que, tras su paso, el itinerario previo no se confunda con el nuevo. La vía existente tiene siempre prioridad respecto del proyecto nuevo.
5. El aperturista sensato se abstiene de escalar nuevos proyectos en zonas saturadas. Si a pesar de ello no puede reprimir sus ansias de servicio público, intentará dejar 10 metros de distancia entre los itinerarios anteriores y el nuevo. La distancia nunca debería ser menor de 4 metros, excepto en los sectores de deportiva donde esa distancia se podría reducir hasta los 3 metros. Con distancias menores a 3 metros las rutas y las paredes pierden calidad e interés y las zonas se deterioran. Es preferible abrir variantes evitando llegar a la cima en primera, de modo que el nuevo proyecto no entre con calzador vulnerando las distancias recomendadas o pisando las vías existentes.
6. El aperturista sabio debe reflexionar acerca de si el estilo del proyecto que se plantea casa con el estilo de la zona donde tiene previsto escalar. En sectores muy marcados por un determinado estilo no se deberían plantear estilos radicalmente distintos. Siempre, obviamente, refiriendonos al tipo de equipamiento y nunca al tipo de escalada (Pilar del Segre-deportiva de paraboles // Siurana-artificial técnico). Este punto y sus polémicas derivadas perderían intensidad si se aplicará siempre una distancia mínima de diez metros entre rutas.
..
*** Y el Gurú se palpó un grano que le había salido en la entreceja y espetó:
-- Cuanto más clean seas menor será la huella de tu paso y mayor tu satisfacción y la de los demás. Pero, ah, pequeño trepamontes!, no olvides que a mayor satisfacción, mayor riesgo.

LifeisLilac, donkey monkey

Us imagineu quedar un dia per anar a tibar a Montserrat, com qui no vol la cosa, amb la Sílvia, una escaladora de reconegudíssim nivell a tot el món i el mundillo, perquè gràcies a un viage del Valley a San Francisco en autocar et va donar quatre llesques de bimbo integral fet de llavors dolces i entre llavors dolces, precisament, vas decidir acompanyar-la a l'aeroport perquè ella marxava aquell dia i, finalment, tu t'hi vas quedar 6 hores, fent-li companyia amb cara de babau; i a l'hora d'obrir la motxa a peu de via, entre excitat i al·lucinat perquè ets a punt de passar pel vuit les cordes de la Sílvia, adonar-te que t'has deixat els gats a casa? Què li dius? Què fas? Com reacciones? Suposo que per uns instants passa pel teu cap no la vida sencera, com a cuando una cucharilla se cae de la mesa, ai, l'amic Reinhold Messner, que en sabia de fer-se el xulo!, sinó una bronca sencera, una bronca interior descomunal i instantània i tremendament dura. Tant dura que no té temps de verbalitzar-se, ni tan sols en forma de pensament, i es queda només en una sensació. Tant instantània com la idea que et fa deixar anar un sospir. Bé. Sempre queda la possibilitat d'escalar amb les cletes de canya baixa i demostrar-li que ets una atxa, un lolo, un animal de les roques, un simi, un goril·la que es pica el pit de forma brutal i salta d'un còdol a l'altre bramant, embogit. Tot i que també podries convertir-te en un d'aquells veritables màsters d'aura daurada que escalen descalços. He dit escalen? No, no. No només això. Van descalços fins i tot durant les aproximacions i es rasquen i es pelen i es tallen els peus; els surten llagues, fístules i pústules complicadíssimes de tractar; però són allà. Són màsters i això requereix un sacrifici personal indecent en ares del progrés i l'evolució del climb i del col·lectiu perquè, com els antics herois olímpics de les polis gregues, ells representen tot allò que la gran massa podríem ser capaços de fer i la gran massa no només ens ho creiem si no que ho respectem, ho admirem i alguns fins hi tot ho venerem. Podries, no? Vull dir que aixecaries el cap i per no passar-te de màster diries alguna cosa així:
-- M'he deixat els putos gats, però puc escalar amb bambes o sigui que deixa'm començar a mi i així tu tires els llargs xungos, val? I ho faries, perquè no hi ha res com la motivació motivadament motivadíssima, amb els ulls tancats i un somriure de relaxada i complaent satisfacció de cafè, conyac i fariuca davant la llar de foc la tarda després d'una alpinada tamany industrial.

El Factor 2 o la obsessió per sistematitzar la incertesa

No sé si va ser cap a mitjans dels 90 -tampoc fa tant, no?- quan per les revistes del mundillo (les bíblies que la gran massa de climbers onanistes repassem i no parem de repassar i que, dit des del màrketing, "marquen tendències") es va començar a parlar del que actualment defineix el primer manament de la nova religió de molts escaladors: el Factor 2.
Si Moisès hagués estat un bou amb molt de punch, fes vies abominablement difícils a vista i fos un fervent defensor del doble expansiu, i si en una passejada pel Sinaí més montserratí se li hagués aparegut el seu Deus ex machina, i si aleshores s'hagués decidit a fer uns manaments per tocar els collons/reprimir a la penya, aleshores en el primer de tots els manaments hi apareixeria el binomi "Factor 2" i diria alguna cosa així:
Evitaràs el Factor 2 i no escalaràs més de 80 centímetres des d'una reunió sense protegir-te el pas. Viuràs obsessionat per una fórmula matemàtica tot i que no tindràs ni puta idea de què significa i si per sobre de la R no veus un parabolt tremolaràs i apostaràs per emplaçar-ne un.
Han passat més de 10 anys i dubto que trobem algun escalador que no sàpiga de sobra què és el Factor 2, puntal indiscutible de la religió de la seguretat. Una doctrina que, encara que sembli impossible, no evita tota mena d'accidents a la muntanya.
Total que, fent una mica de repàs i apretant una miqueta la neurona, hi ha un parell de sistemes que us evitaran l'horrorós tràngol d'escalar uns metres amb caiguda de Factor 2. No hi ha res nou, però per repassar que no quedi. He fet un parell de dibuixets. El tercer és només per contradir els senyors doctorats en tècnica publicada. És el que té dedicar-se a escriure manuals: de vegades practiques poc.
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