Donde se habla de todo lo referente al animal humano que gusta / depende por completo de la vertical y de las consecuencias vitales de dicha adicción y demás locuras, manías, estupideces y ocurrencias un día cualquiera.

Es obvio que el material que nos proteje en las tapias hay que tenerlo bién ordenadito. El orden es, en este caso, una garantía de que hemos revisado cuerdas, cintas y demás para detectar cualquier desperfecto peligroso. Ordenadito, el material parece ser, también, menos viejo y estar menos trillado. Con lo cual cuesta menos confiar ciegamente en él.

No obstante, hay algo en nuestra forma de ordenarlo que delata ciertas obsesiones ligadas, como ya comentamos una vez, a la secreción de esa serie de substancias estimulantes que nunca encontrareis a la venta en ninguna farmacia. La adrenalina no se compra, uno mismo se la secreta a base de tapia, esfuerzo y, esto me parece imprescindible, pasando un poquito de miedo.

Al tomar la foto que encabeza el post, el otro día, en casa de un colega, le comenté lo que de obsesivo tiene lo nuestro. El tío ha dedicado una habitación entera de su pisito detrás de l’Avinguda Meridiana a almacenar el material de una vida. No sé si la señorita adrenalina y sus compis son las responsables directas del tema. Lo que está claro es que la forma como guardamos el material explica cosas de nuestra forma de afrontar esa vida que malgastamos de cara a la pared.

Es cierto que cuando empiezas guardas el material como si fuera oro en un paño. Menda se podía pasar horas, con 18 añitos, colgando y descolgando los cuatro mosquetones que tenía. Es cierto también que con el tiempo, la edad y sobretodo con la yuxtaposición de muchos días de campo y roca a las espaldas, tiendes a recoger los trastos de forma más desordenada. Los habrá más maniaticos, de esos que lo teneis todo impecablemente dispuesto siempre. Otros nunca han ordenado sus trastos porqué nunca lo han necesitado.

Como decían los pollos, cada uno es cada uno y cada uno uno es. Sin embargo, la obsesión de una mayoría de bows por tener impecablemente ordenado el material es y será digna cuestión de estudio sociológico.