Shiny happy people

Desnivel reflexiona en este número acerca de los conflictos que últimamente nos estresan a más de uno en el mundillo del climb, tanto en casa, como un poquito más lejos. Aquí la cosa es relativamente nueva, y digo relativamente, porqué conflictos los ha habido con más o menos frecuencia desde hace un montón de años. Ahora la cosa va a más, quizá porqué el espacio para nuevos "protagonismos" se ha visto alarmantemente reducido. Sin embargo, a pesar de que falta espacio, cada vez son más los nuevos "protagonismos" con ganas de brillar, nunca mejor dicho.

Las vías se pisan las unas a las otras, los reequipes proliferan y dan fama a los nuevos héroes; pero el problema no se queda aquí. Es la cultura de la seguridad, la que está transformando la realidad de la escalada.

Los yanquis, como en tantas otras cosas, ya pasaron por eso hace tiempo y sus conclusiones son claras y transparentes. Pero permíteme que analice algunos de los puntos que los amigos de Desnivel nos ofrecen gratis en la net.

"¿Quién es el dueño de la vía?"

Se preguntan. Y responden: la vía es del colectivo. Y aciertan. Pero, dicen, hay que preguntar al aperturista si lo que hizo lo hizo por convicción o por obligación. “¿Lo cualo?”, me pregunto yo. Si es del colectivo, el colectivo acepta la ruta tal cual quedó despúes de la primera ascensión y esto es independiente de las circunstancias que marcaron la apertura.

Y va uno de esos aperturistas, y dice: - Es que no tenía suficiente pasta para espits y tuve que racionarlos... por eso puse tan pocos... ara pondría más... ¿Eso le daría derecho al reequipador a poner más paraboles durante el reequipe? ¿que hay del colectivo que se ha hecho suya la vía con los espits justitos? Pongamos que la ruta se ha ganado cierto prestigio, por valiente, por expuesta, por bonita, por clásica... “Sólo fue porqué no tenía suficiente pasta”... Pues felicidades, neng, te sonó la flauta sin querer y conseguiste una buena vía gracias a eso. ¿No lo estropearemos ahora, no?

Y atención a la peripecia con malabarismo incluido: En el Desnivel virtual prosiguen del siguiente modo: "Pero también -aunque esto sea más discutido- algún expansivo más en vías concretas no modifica el espíritu de la apertura, no lo convierte en deportiva, aunque le rebaje algo el riesgo".

“Por Zeus, Hera i sus jaleos continuos, allá en el Olimpo!!!”, me digo yo. Añadiendo "algún expansivo más" estoy modificando el espíritu de la apertura, básicamente porqué ese expansivo de más le rebaja "algo el riesgo". Pero el colmo del malabarismo es ese "no lo convierte en deportiva". Oh my god! me digo para mis adentros a pesar de mi ateismo sin complejos. Esto es nuevo! ¿Qué coño tendrán que ver los reequipes en convertir vías clásicas en escaladas deportivas? Eso sería el no va más para los radicales del taladro, pero mejor no les damos ideas, ¿no os parece?

Total que: la patinada me parece patinosa por reiterativa. ¿No deberíamos asumir que las vías son lo que son y que todo lo que supere a la restauración atenta contra lo ya aceptado por el colectivo? Porqué, yendo al fondo de la cuestión, ¿las restauraciones son fruto de la reivindicación de parte del colectivo por el mal estado de unas vías concretas, normalmente las rutas más clásicas? ¿o es qué a algunos les interesa reconvertir clásicas de dificultad en escaladas algo más fáciles?

El problemilla que genera ese "algún expansivo de más en vías concretas" es que no tiene límite. ¿Dónde lo ponemos? ¿Cuántos ponemos? ¿Quién lo pone? ¿la comisión de la federación de turno o el crazy freelance con ganas de autopromocionarse como Mesías, héroe o como simple polemista del mes?

La restauración como objetivo es sencilla. El objetivo: sustituir el material viejo por el nuevo. Si además no te cargas todo lo viejo, para que el colectivo sea consciente de lo que hacían los lolos de otros tiempos, pues mejor. Así de shiny, así de happy.

Caña al mono que es de goma

El mono nada tiene que ver con los primates y sin embargo te obliga a sentir la necesidad hacer el chimpance (ya me gustaría a mi) en la vertical con una frecuencia pocas veces satisfacible.
Según un estudio de campo realizado de modo completamente subjetivo por un servidor en base a la experiencia de un único sujeto, o sea yo, el mono tiene curiosas formas de manifestarse y desenvolverse.
Cuando uno sólo puede escalar días contados, es decir, una o dos veces al mes, comprueba como el mono va estrechamente ligado a los días posteriores a la escalada. La piedra se echa en falta justo después de haberla practicado, lo cual demuestra que la sensación de fanatismo típica del mundillo del climb tiene relación directa con las endorfinas segregadas en la vertical. A los cuatro o cinco días de haber estado escalando y siempre que uno no vuelva a escalar, el mono se difumina al tiempo que la adrenalina segregada en la tapia es absorbida por el cuerpo. Tras más de una semana sin escalar uno empieza a olvidar la necesidad imperiosa de los días inmediatos a la escalada. Y a las dos semanas aquella sensación se ha convertido en un recuerdo agradable. Has pasado el mono y podrías tirarte meses sin salir. Con los libros, las fotos, los foros y los blogs, tienes suficiente. Bueno, con eso y con un par de sesiones de plafón a la semana!
Pero eso no cuenta, es puro gimnasio. Te satisface igual que los steps a las señoritas de buen ver de la cale Santaló. Mantienes el culito en sus sitio, desconectas, sudas un poco y estás con los compis-bows’n kauks.
Sin embargo, a los dos días de escalar la cosa se pone muy malita. El mono te martillea la cabeza una y otra vez y es entonces cuando empiezas a hacer cosas raras. Ojeas libros y revistas obsesivamente en busca de “el proyecto”, escrutas fotos de tapias para decidir dónde perder el tiempo con el burilador la próxima vez; ordenas minucionsamente tu más que preciado material de escalada; vas de compras, aunque sólo sea porqué necesitas un par de metros de cordino del cuatro para enlazar unos pitones; prácticas sesiones de bricolage casero fabricándote plomos, falcas y demás utensilios; coses cosas; te haces inventos que alguien tendría que patentar; areglas el alien rojo, que está roto, y algún día decides que no puedes aguantarlo más y te fabricas un A-algo en el balcón de tu casa de mierda en tu ciudad de mierda.
Pero todo eso es bueno. Mantiene el deseo. Te mantiene despierto.
No obstante, cuando se satisface al mono excesivamente, aunque siempre hay excepciones, muchos corremos el riesgo de “aburrir” las tapias. Te pasas una temporada escalando y siempre llega el día en el cual empiezas a preguntarte ¿Qué coño estoy haciendo?
La escalada, dirán algunos, es como todo. La cantidad abasalla, la asiduidad le quita su valor primigenio. Te he visto tanto la cara que cuando la miro ya no me dice nada.
Está bién tenerlo en cuenta, porqué independientemente de los proyectos que abordes y de las satisfacciones inherentes a esos proyectos, nada hay como añorar la vertical para luego saber disfrutarla.
El mono es de goma, es maleable. Le puedes pillar el tranquillo. Hay que alimentarlo lo justo y no engordarlo porqué es como un crío: caprichoso. Dale todo lo que te pide y dejará de darte lo que le puides tu: satisfacciones.
El mono es de goma, o sea que es mejor darle caña y tenerlo bién atadito, que no se nos escape y siga torturandonos un día tras otro, que en eso está la gracia.
Nota: Se aceptan sugerencias y todo tipo de comentarios en base a la experiencia, sobretodo de los escaladores con más años en la mochila. También, de fanáticos auténticos. De esos que ni os habeis cansado ni os cansais nunca. Mi más sincera admiración, bows.

Rescates de colores

Rescateo? Són 3.000

La cuestión del “rescateo” en tapia lleva de cabeza al mundillo desde el año 2005, cuando el Govern anunció que se empezaría a cobrar a los rescatados por los servicions del GRAE.

Un titular en la primera página del portal de la FEEC me pone en alerta. “Els rescats no es cobraran als federats”. “Por fin”, pienso para mis adentros. “La FEEC ha encontrado finalmente un buen motivo para animar al personal a federarse”. Sin embargo, una duda me asalta.

Leo y releo el texto. No hay nada. “Els rescats no es cobraran als federats”. ¿Fue uno de los puntos de la reunión entre la Generalitat y la FEEC? ¿Es una notícia?, ¿una promesa?, ¿están echando las campanas al vuelo pa’ animar a los bous que hace tiempo que olvidaron renovar sus carnets?

Casi nada sobre rescates, facturas y federados. No obstante, sí hay algo a lo que agarrarse, y parece mucho mejor. Olga Lanau, directora general de Prevenció, Extinció d'Incendis i Salvaments, manifiesta que “en cap cas es farà pagar pels rescats derivats de la pràctica dels esports de muntanya per persones preparades i equipades correctament".

Y finalmente el motivo de tan dichoso titular: La directora general se comprometió a establecer los “mecanismes necessaris per tal que la mesura no afecti a la pràctica esportiva dels federats".

O sea que, federados o no, la sopa está servida, hay hambre y tiene buena pinta.

Escruela Bin Laden

Nos tachan de talibanes y ellos se llevan la palma. Cada vez que un amigo de la polémica descansa nace otro con más ganas de incordiar. Este es el caso del amigo Escruela. Amigo de sus amigos y poco amigo del diálogo si hay que atenerse a lo dicho por él en la reunión sobre reequipamientos montada por Tarragó en la FEEC. Venía a hablar de su libro, el de los paraboles de colores, ¿os acordais?

Andaba despistado hasta que un amiguete me comentó que repitiendo por tercera vez la Fragel Rock o la Reencuentros -no lo sabía ni él- se perdió un par de veces hasta que terminó histérico ante tanto parabol reluciente sin sentido.

Andaba mi amigo caliente y reíase la gente. Los que no estaban en el foro del Kpujo, quizá ni se han enterado; pero tenemos otra perla encajada con calzador en la Paret de l’Aeri. Una línea sin ninguna lógica, producto de un taladro con gatillo fácil y muchas baterías, que no aporta nada nuevo en cuanto a estilo.

Escudados y seguramente también obsesionados. La vía está ahí, para que todos los que la repitan puedan comentarla. Lástima que Bin & Co. no pintaran las chapas de colores. Quizá tengan razón y sea este el futuro: chapas de colores, pero no para distinguirlas de los seguros originales de las vías, sinó más bién para no confundirse de línea pués con tanto parabol juntito todas las vías se parecen.

Y a los que vayan a la Fragel, la Easy o a la Reencuentros, una buena reseña y suerte, que en este pany de l’Aeri la dificultad está en no confundirse de parabol!

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